Alguna tendría que ser la primera procesión con su cortejo, banda de música y todo lo que no puede faltar en una salida procesional en Sevilla, todo lo que no podía faltar y cosas que faltaron, no falto el público lógicamente, pero no era un público habitual, si las caras, mucha gente conocida, pero era “otro público” al menos eso parecía a grandes rasgos porque siempre hay excepciones, la gente no se agolpaba y la gente se veía razonable y responsable, todos sabemos lo que nos jugamos aquí.
La salida comenzaba con los pasacalles que la Banda del Maestro Guerrero de los Palacios y la de Santa Cecilia de Sevilla nos ofrecieron llegando triunfalmente, hay hubo emoción, palmas y gritos, era ya mucho el tiempo sin oír tales sones. Y salió el cortejo con, las representaciones en las que se incluían las del consejo y ayuntamiento, como las militares y este peculiar cortejo con la representación de Santa Marina encarnada en una chica y su estandarte al cual se le toca la Marcha Real a su salida.
Luego Antonio Santiago y ayudantes obraron el sueño se sacar el primer paso a las calles de Sevilla tras esta dichosa pandemia, a continuación, La Divina Pastora como es costumbre fue a visitar la cercana San Juan de La Palma y saludar en el asilo contiguo para hacer que el sueño pareciera como siempre lo fue, aunque este año el recorrido fuera algo distinto evitando estrecheces. Esto ha vuelto y esperemos todo progrese como queremos sin incidencias y retomando poco a poco la normalidad.